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domingo, 20 de febrero de 2011

Sin vueltas!

Claro y simple como un suspiro salió de mi y sorprendió a todo aquel que no se lo esperaba.
Casi como un desliz, como algo que no se debe hacer.
Se revolvió por entre mis tripas, se me trepó por la garganta (aunque por un mínimo instante intente contenerlo entre los dientes, para que no saliera, para que continuara oculto) y de cualquier forma, se me escapó, como un pedo involuntario en una sala de espera silenciosa.
Y el mundo se volvió mundo otra vez. No se bancó lo que yo tenía para decirle y me dió la espalda, haciendo oídos sordos a mis reclamos de ser humano.
Entonces, seguí mi camino otra vez sola.
Pero esta vez sin el rencor que genera el silencio, sin las palabras reprimidas que pudren por dentro.
Ahora le había devuelto al mundo sus mierdas. Y yo me quedaba tan solo con las mías.
Sola. Pero felíz de haberle dicho al mundo lo que necesitaba decirle.
Ahora que nos medimos de cerca, él sabe hasta donde puede joder.
Y yo sé donde a él, le empieza a molestar.

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